¿En qué consiste un parto natural sin intervención?

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El parto natural sin intervención se basa en el respeto al curso natural del parto. Este parto antepone la voluntad y necesidades de la mujer durante todo el proceso. Se trata de un parto menos invasivo, más íntimo y respetuoso con la madre. Por eso los organismos sanitarios recomiendan el parto natural o con la mínima intervención posible.

Qué es un parto natural sin intervención

El parto natural sin intervención tiene como objetivo respetar los tiempos del proceso fisiológico y las necesidades físicas y emocionales de la mujer. La experiencia del parto resulta lo más gratificante y satisfactoria posible para ella

Por tanto, el parto natural sin intervención es aquel que se basa en el respeto al curso natural del parto, entendiéndolo como lo que es. Nada más que un proceso fisiológico natural y no como una enfermedad o un procedimiento protocolizado. Se evita la intervención farmacológica e instrumental para que el parto se desarrolle de la forma más natural posible.

Recordemos la definición de parto respetado o parto normal de la FAME (Federación de Asociaciones de Matronas de España):

“aquel proceso fisiológico único con el que la mujer finaliza su gestación a término, en el que están implicados factores psicológicos y socioculturales. Su inicio es espontáneo, se desarrolla y termina sin complicaciones, culmina con el nacimiento y no implica más intervención que el apoyo integral y respetuoso del mismo”

Este modelo asistencial del parto antepone la voluntad y necesidades de la mujer durante todo el proceso, asegurando las condiciones necesarias de seguridad para la madre y el bebé. Se trata de un parto planificado en el que la mujer participa de forma activa junto a su acompañante, expresa sus preferencias y decide cómo vivir este momento tan especial y único para ella y su bebé.

Parto natural sin intervención, parto respetado o parto humanizado

Parto natural sin intervención, parto respetado o parto humanizado son la misma forma de entender el parto. También puede que lo conozcas como parto normal, parto consciente o parto activo.

Durante las últimas décadas se impusieron las directrices de la obstetricia, lo que convirtió el parto en un “evento sumamente tecnificado” y protocolario. Así lo explica Henci Goer en su Guía de la mujer consciente para un parto mejor

La imposición de este modelo de parto intervenido impide que el proceso siga su curso natural y hace que resulte menos íntimo y satisfactorio para la mujer. En este modelo la madre queda relegada a desempeñar un papel pasivo en pro de la comodidad de los profesionales sanitarios que la asisten.

Por el contrario, el parto humanizado, natural o respetado defiende que un modelo de asistencia al parto no invasivo consigue iguales o mejores resultados y es más respetuoso con la mujer. Por ello el parto humanizado resulta más íntimo y gratificante para la madre.

Modelo de asistencia al parto recomendado por los organismos sanitarios

Existen evidencias que demuestran que es completamente innecesario intervenir en los partos de bajo riesgo ya que no aporta beneficios para la madre ni para el bebé. En esa línea se encuentra la OMS, que recomienda reducir la tasa de cesáreas y solo practicarla “cuando está justificada desde el punto de vista médico”. También reafirma que “no están demostrados los beneficios del parto por cesárea para las mujeres o los neonatos en quienes este procedimiento resulta innecesario”. 

Sobre esto te hablamos en Parto natural respetado: mitos y realidades, a propósito de las falsas creencias que a veces sobrevuelan sobre una y otra forma de asistir el parto. 

Desde el Ministerio de Sanidad también se recomienda evitar la intervención instrumental y farmacológica salvo que sea estrictamente necesario por cuestiones de salud para la madre y/o el bebé. Así lo recoge en la Estrategia de atención al parto normal en el Sistema Nacional de Salud (EAPN) coordinada por el Observatorio de Salud de las Mujeres. La EAPN fue realizada en colaboración con Sociedades científicas y profesionalesOrganizaciones sociales y de mujeres, entre otras entidades.

Los beneficios del parto natural sin intervención o parto respetado se trataron en 1985 en la Declaración de Fortaleza.

Una conferencia organizada por la Organización Mundial de la Salud y la Organización Panamericana de la Salud. En esta conferencia desarrollaron una serie de recomendaciones sobre el parto y el nacimiento. Una de ellas hace referencia expresa a la no intervención farmacológica del parto cuando es innecesaria. “Durante el expulsivo debe evitarse la administración rutinaria de analgésicos o anestésicos (salvo que se necesiten específicamente para corregir o prevenir alguna complicación)”. 

También se trató la necesidad de facilitar toda la información a la mujer para que decida libremente cómo quiere que transcurra su parto.

Mito: «Si paso de la semana 40, adiós al parto natural.»

Realidad: La fecha probable de parto (FPP) es una estimación, no una fecha de caducidad. Un embarazo a término dura entre la semana 37 y la 42. Es perfectamente normal y fisiológico que el parto se inicie en cualquier momento de ese rango. Superar la semana 40 no significa automáticamente que algo vaya mal ni que se necesite una intervención inmediata. En un parto respetado, si no hay ninguna complicación médica, se aboga por el manejo expectante. Consiste en vigilar el bienestar del bebé y de la madre mientras se espera a que el cuerpo inicie el parto de forma espontánea. Si una inducción fuera necesaria por razones médicas, esta también puede y debe ser un proceso respetado, informado y consensuado.

Mito: «En el expulsivo, hay que tumbarse boca arriba y empujar con todas tus fuerzas.»

Realidad: Esta imagen, popularizada por el cine, describe el «pujo dirigido» en posición de litotomía (tumbada boca arriba), una postura que puede comprimir la pelvis y dificultar el descenso del bebé. La realidad del parto respetado es que se fomenta la libertad de movimiento y el pujo espontáneo o fisiológico. Esto significa que la mujer padece cuando su cuerpo se lo pide, siguiendo el reflejo de eyección fetal. Además, se anima a adoptar posiciones verticales (cuclillas, a cuatro patas, de lado, de pie), que aprovechan la gravedad, abren la pelvis y protegen el periné. Gracias a esto se facilita el nacimiento y reduciendo la necesidad de episiotomías.

Mito: «Mi bebé parece grande, así que necesitaré una cesárea.»

Realidad: Primero, es importante saber que las ecografías del tercer trimestre tienen un margen de error considerable al estimar el peso del bebé. Segundo, el tamaño del bebé por sí solo no es un buen predictor de la necesidad de una cesárea. Son mucho más importantes factores como la posición del bebé y la movilidad de la pelvis de la madre. Un parto activo, donde la mujer puede moverse libremente, permite que la pelvis se adapte y se abra para dejar paso al bebé, independientemente de su tamaño. Un parto respetado confía en la capacidad del cuerpo para parir y no se basa en estimaciones para programar una cesárea, sino en cómo progresa el parto en el momento.

Mito: «Como tuve una cesárea previa, no puedo optar a un parto vaginal.»

Realidad: Esta es una de las creencias más limitantes y, a menudo, desactualizadas. La evidencia científica actual apoya firmemente el Parto Vaginal Después de Cesárea (PVDC). Es una una opción segura y recomendable para la mayoría de mujeres con una cesárea anterior. Un PVDC exitoso se asocia a una recuperación más rápida y a menores riesgos en futuros embarazos. La clave para un PVDC respetado y seguro es contar con un equipo de profesionales que apoye esta opción. Es importante que ofrezca información clara sobre los beneficios y los riesgos, y que trabaje en un hospital con los protocolos adecuados. ¡Tener una cesárea en tu historia no define tus futuros partos!

Mito: «Tener un plan de parto significa que todo saldrá perfecto y sin cambios.»

Realidad: El objetivo de un plan de parto no es crear un guion rígido e inamovible, sino que es una herramienta de comunicación y reflexión. Sirve para que la mujer y su pareja se informen, piensen en sus preferencias y las comuniquen de forma clara al equipo que les atiende. Un parto respetado no es necesariamente un parto sin intervenciones, sino un parto en el que, si estas son necesarias, se explican, se consensuan y la mujer se siente partícipe y protagonista de todas las decisiones. La verdadera meta no es la «perfección» del plan, sino una experiencia de parto positiva, donde la mujer se sintió escuchada, cuidada y respetada, sin importar los giros que diera el viaje.

La realidad del parto natural respetado es que no hay un único camino correcto. Su esencia reside en la información, la flexibilidad y la certeza de que, sin importar cómo se desarrolle el proceso, tú eres y serás siempre la protagonista de tu historia.

Tu parto natural en manos del mejor equipo profesional

En One to One somos expertos en parto natural sin intervención. Nuestra filosofía de trabajo se basa en el respeto al curso natural del parto y el respeto a la voluntad y necesidades de la madre.

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