Los miomas uterinos son una de las afecciones ginecológicas benignas más comunes en mujeres en edad fértil. Se estima que hasta un 70% de las mujeres desarrollan miomas en algún momento de su vida. Aunque muchas veces no producen síntomas ni complicaciones, los miomas uterinos en el embarazo pueden generar dudas, preocupaciones y requerir un seguimiento médico más detallado.
Conocer cómo afectan al embarazo, cuáles son los posibles riesgos y qué cuidados específicos se deben tener es fundamental para garantizar el bienestar de la madre y del bebé.
¿Qué son los miomas uterinos?
Los miomas uterinos, también llamados fibromas, son tumores benignos formados por tejido muscular y fibroso que crecen en el útero. No están relacionados con el cáncer y en la mayoría de los casos no requieren tratamiento.
Pueden variar en número, tamaño y localización. Según su posición en el útero, se clasifican en:
- Subserosos: crecen hacia la parte externa del útero.
- Intramurales: se desarrollan dentro de la pared muscular uterina.
- Submucosos: sobresalen hacia la cavidad uterina, afectando más directamente la fertilidad.
La localización del mioma es clave para determinar si puede influir o no en el desarrollo del embarazo.
¿Es posible quedarse embarazada con miomas?
Sí, muchas mujeres con miomas consiguen quedarse embarazadas y tener un embarazo completamente normal. No obstante, dependiendo del tamaño y la localización del mioma, puede haber ciertas dificultades.
Algunos miomas, especialmente los submucosos, pueden dificultar la implantación del embrión o estar relacionados con infertilidad. En estos casos, el ginecólogo puede sugerir extirpar el mioma antes de intentar un embarazo, mediante una cirugía conocida como miomectomía.
Cuando los miomas están presentes y el embarazo ya ha comenzado, es fundamental realizar un seguimiento ecográfico regular para controlar su evolución.
¿Cómo afectan los miomas uterinos al embarazo?
En la mayoría de los casos, los miomas no causan complicaciones graves durante la gestación, pero sí pueden generar molestias o riesgos que deben vigilarse. Algunos de los problemas más frecuentes son:
1. Dolor pélvico
Durante el embarazo, el crecimiento del útero puede hacer que los miomas aumenten de tamaño. Este crecimiento puede provocar dolor pélvico o abdominal, especialmente durante el segundo trimestre.

2. Mayor riesgo de aborto espontáneo
En casos poco frecuentes, ciertos tipos de miomas, sobre todo los submucosos o los de gran tamaño, pueden interferir con el desarrollo del embrión, aumentando ligeramente el riesgo de aborto.
3. Parto prematuro o crecimiento intrauterino restringido
Si el mioma ocupa mucho espacio dentro del útero, puede limitar el crecimiento del feto o desencadenar contracciones prematuras, lo que puede derivar en un parto antes de tiempo.
4. Placenta previa o desprendimiento de placenta
Algunos estudios han observado una mayor incidencia de problemas placentarios o placenta previa en embarazos con miomas, especialmente si estos están cerca del lugar donde se implanta la placenta.
5. Cesárea necesaria
La presencia de miomas grandes o ubicados en el canal de parto puede dificultar un parto vaginal. En estos casos, el obstetra puede recomendar una cesárea programada.
¿Qué ocurre con los miomas después del embarazo?
En algunas mujeres, los miomas disminuyen de tamaño tras el parto debido a los cambios hormonales y la involución uterina. En otras, pueden permanecer estables o incluso aumentar.
Es recomendable realizar una revisión ginecológica posparto para evaluar su estado y decidir si es necesario un tratamiento específico.
¿Se pueden tratar los miomas durante el embarazo?
En general, no se realiza tratamiento quirúrgico de los miomas durante el embarazo, ya que supone un riesgo tanto para la madre como para el feto. La intervención solo se considera si hay complicaciones graves, como dolor intenso no controlado con analgésicos o degeneración del mioma.
La prioridad durante el embarazo es el control médico constante, el seguimiento ecográfico y el tratamiento de los síntomas en caso de que aparezcan.
¿Cómo se diagnostican los miomas durante el embarazo?
La forma más habitual de detectar miomas es mediante ecografía abdominal o transvaginal, técnica que se utiliza también para el control rutinario del embarazo. En algunos casos, se puede complementar con una resonancia magnética, que ofrece más detalle sin riesgo para el feto.

El diagnóstico precoz es fundamental para establecer un plan de seguimiento y anticiparse a posibles complicaciones.
Consejos para mujeres embarazadas con miomas
Aunque cada embarazo es diferente, existen algunas recomendaciones generales que pueden ayudar a sobrellevar mejor esta situación:
- Seguir todas las revisiones obstétricas indicadas
- Informar al equipo médico de cualquier dolor anormal o sangrado
- Evitar esfuerzos físicos intensos si hay molestias
- Hidratarse y mantener una dieta equilibrada para favorecer el bienestar general
- Consultar siempre antes de tomar medicamentos, incluso analgésicos
La comunicación constante con el equipo ginecológico es la mejor herramienta para un embarazo seguro.
¿Cuándo consultar de urgencia?
Aunque los miomas no suelen ser una amenaza inmediata, hay síntomas que no deben ignorarse:
- Dolor pélvico intenso y persistente
- Fiebre acompañada de dolor abdominal
- Sangrado vaginal en cualquier trimestre
- Contracciones prematuras
Ante cualquiera de estos signos, se recomienda acudir al centro médico lo antes posible para realizar una valoración.
Los miomas uterinos en el embarazo son frecuentes y, en la mayoría de los casos, compatibles con una gestación saludable. Aunque pueden aumentar el riesgo de ciertas complicaciones, el seguimiento médico, el control ecográfico y una buena comunicación con el equipo sanitario son claves para minimizar los problemas.
Estar informada, no alarmarse y mantener un estilo de vida equilibrado ayuda a vivir el embarazo con confianza, incluso si los miomas están presentes. El conocimiento es una herramienta poderosa, tanto para la madre como para el futuro bebé.